A ti mi amor de amores, hoy esta noche te escribo la presente:
Nunca tuvimos fecha de aniversario porque nunca me pediste que fuera tu novia, solo un día pregunté sí éramos novios y dijiste que sí. Como algo obvio, pero nunca lo vi así.
Un día dije ¿por qué no me dices "Te amo"? y a partir de ese día lo empezaste a decir, sentí que lo sentías y fui feliz, porque nos empezamos a acercar más, porque vibrábamos juntos.
Hicimos planes, o quizás deba decir, me autoinvité a verte y me dijiste, no, porque en Julio estaba la pandemia muy fuerte y era riesgoso, lo entendí aunque me dolió lo frío que fuiste. Pero acepté que tenías razón.
Luego, me volví a autoinvitar en diciembre, y me cuide cada día para estar juntos 15 días, y he visto pasar los meses y ya pronto se hará un año de que nos vimos por última vez. Claro que dolía, pero, me alimentaba la esperanza de que en diciembre estaríamos con el favor de Dios juntos.
Que sentiría tus besos, tu contacto porque es algo que nos falla, a menudo he pensado que nuestro noviazgo es tan poco pasional, pero debe ser la distancia, pero ahora pienso que no te gusto lo suficiente para encenderte cada noche y que busques seducirme, decirme palabras que me alboroten las ganas y mantengas la llama del deseo encendida, dispuesta a no apagarse, dispuesta a echar lumbre con la ilusión de vernos otra vez.
Pero, no llega, porque no existe la pasión de ti por mí, y este noviazgo es como el de los adultos mayores que se cuentan cada noche lo que hicieron en el día y se dan las buenas noches y en la mañana los buenos días. Y así se suman los amaneceres, los anocheceres.
Luego, pensaba nos amamos, el sexo llegará después, cuando estemos juntos otra vez. Y ahora decides ir a una fiesta y a otra, y salir, y convivir aquí y allá, arriesgándote aunque te cuidabas decías, y resulta que desafortunadamente te has enfermado de COVID, justo cuando estoy a 20 días de irte a ver. ¿Por qué? Desde las cuestiones no habladas, podría sacar conjeturas, pero es obvio que hay un deseo de no estar conmigo.
Lamento tu situación de salud, porque me has mandado el parte médico y yo rezaré para que sanes, agradezco que tengas síntomas menores, que Dios te está protegiendo. Yo siempre desearé de corazón tu bienestar y tu salud, y tu felicidad.
Hoy que me lo dijiste fuiste tan frío de nuevo, como quién se lo dice a cualquier turista, y yo lloré porque buscaste la manera en que yo dijera que el viaje se cancela. Y no, no quiero reprogramarlo. Yo esperaba que me dijeras que también te dolía no verme, no sentirme, no amarme de cerca, de piel, de ojos, de olfato, de cada sentido que nos debemos, porque nos debemos tantos momentos, o por lo menos yo así lo percibo, hay deuda de amor y de contacto físico, que es vital cuando uno siente, cuando uno vibra amor, ternura, deseo.
Hoy decido ver las señales que no quería entender, porque me enamoré y soy una romántica que cree que el amor todo lo puede pero no, no es así. El amor tiene un límite, y uno debe ser objetivo como dices tú.
Yo busco esa objetividad, y te dejo esta noche, ¡Qué curioso no tengo aniversario de novio, pero sí tendré de desnovios si es que cabe el término!
Sé que sanaras y estarás muy bien, eso me reconforta un poco. Lo que me parte y me hace que no deje de llorar es que ya no te amaré más. Es que me duele tanto el corazón, siento tanto frio, me cuesta respirar y lloro y lloro mientras escribo que debo buscar mi bienestar, mi salud emocional, quiero y deseo un amor que este conmigo, que me acaricié, que me mire, que me desee, que me busque, que salgamos, y que después sea mi esposo y tener un hijo, una familia, un motivo para seguir viviendo llenita de amor, de atención y de cuidados de mí hacia los otros, de los otros hacia mí.
Merezco cumplir mis sueños y no perder tanto tiempo, esos sueños que no son ni serán, jamás me has hablado de hijos, de boda, de un compromiso. Pensé que en este viaje lo harías, pero casualmente te has enfermado y todo tiene su razón de ser.
No voy a obligarte, ni tampoco voy a renunciar a mis anhelos, que son míos y deseo vivirlos. Renuncio a que seas tú mi compañero de equipo, mi compañero de amores, mi novio, mi futuro esposo, el futuro papá de mi hijo o hija.
Renuncio a este amor que tengo tan metido en mi ser, en mi alma, en mi mente, en mi cuerpo y en mi corazón.
Renuncio a seguir llorando porque somos un montón de imposibilidades, un montón de sueños rotos. Los sueños que solo eran míos.
No me debes ni te debo nada, no hubo engaños, no hubo contratos, no hizo falta. Di lo mejor de mí y me siento satisfecha porque fui feliz dándome a ti, queriéndote y amándote dulce, tierna y locamente. Ahora sé que puedo amar mucho y muy bonito, que puedo dar cariño y ser una novia amorosa, que soy una persona que me gusta estar en pareja, sentirme de un solo hombre y ser de ese hombre en cuerpo, mente y alma.
Puedo y sé como hacerlo. Ahora me veo como un mujer que debe buscar su propia felicidad, su camino otra vez, uno siempre empieza pero como dicen ahora lo haré desde la experiencia.
Dios permita que este dolor que traigo aquí adentro me haga más fuerte, más valiente, y pueda vaciarlo todito en mi misma, porque yo más que nadie merezco y necesito amarme.
Lo haré, y dejaré esta ilusión en el cajón de los olvidos, porque al final supe siempre que no daba para más, pero quise vivirlo y sentirlo, y tener esta cicatriz, esta huella, estás letras en la historia de amor en mi vida.
Dios bendiga lo que fue, porque fue muy bonito, fui tan feliz, sabías tanto como guiarme a ti y llenarme de ilusión.
Pero, ya no doy para más. Y duele, hoy duele tanto, tanto, tanto como no te puedes imaginar.
Dios nos haga felices cada cual con sus sueños y nuevas ilusiones.
Bienvenida nuestra libertad, bienvenida esta tristeza que me hará crecer, que me hará renacer y florecer con tantas lágrimas, debo poder, debo hacerlo y lo haré, tengo qué.
Seamos felices, quiero ser feliz, un hogar, una casita linda, un esposo amoroso y un niño que me llame mamá, y si no es por lo menos intentarlo, por lo menos buscarlo.
Buena suerte siempre, bendiciones siempre.
Atte: Patricia Adriana.