La Educación tiene que ver con el alma, con la mente, el espíritu, es decir, con el espacio relacional o psíquico, que vivo.
Humberto Augusto Maturana Romesín.
Foto propia. Estudiantes de Pedagogía, trabajando una actividad pedagógica desde el enfoque de inteligencia Lúdica. |
Reflexión Docente:
Las instituciones de educación , en su gestión de y por la calidad educativa, están propugnando por una administración de sus recursos desde un enfoque por competencias, lo cual es sustentado desde una mirada sistémica.
Dado a ello los recursos humanos se han vuelto prioritarios , volviéndose agentes pro-activos y propositivos que dejen de ser receptivos para llegar a ser abiertamente dinámicos desde lo intelectual, instrumental y emocional.
Consolidando así el trinomio alumno, profesor y procesos de enseñanza- aprendizaje, como un eje rector que guía la intervención didáctica de casi todos los profesores. Derivan de lo mismo las Competencias Docentes, que se abocan a contenidos de formación técnica y teórica sobre la praxis.
Sin embargo, son pocas las ocasiones en que se trabajan y estimulan en talleres, cursos, conferencias sobre otras Competencias Docentes que acompañan su quehacer magisterial. Tales son, desde mi punto de vista muy personal: El amor, la belleza y la valentía en la Educación.
Pienso que estas Competencias, me permiten re-enamorarme de la docencia, re-conocerme como guía, facilitadora, compañera didáctica.
Podría parecer para algunos compañeros docentes un absurdo, o una utopía, y no están lejos de la verdad. Es una utopía que nos va a llevar a caminar hacia una meta pedagógica más humana, cálida y cercana.
Es una obviedad no querer mirar al alumno como una persona que necesita nutrir su intelecto con emociones, con sensaciones y espacios que le permitan su desarrollo como ser humano.
Por tal motivo, considero que el amor se debe cultivar si se ha decidido ser profesor. Amar sin caer en la cursilería, porque el amor pedagógico es una virtud, es un hecho, es un dar. Un sentimiento que siempre debe estar presente en la práctica del maestro.
- El amor como competencia docente se traduce en motivación, en entrega, en pasión, es despertar la sensualidad; es decir; sacar a roce de piel los sentidos y estar en el aquí, en el ahora cuando se esta impartiendo la clase. El amor es despertar en el otro simpatía, empatía y ternura.
- La siguiente competencia en el docente es la belleza, dando una visión estética a la Pedagogía y Psicología que acompaña el hecho educativo; lo bello es una cualidad sugerente, es el sentir una emoción intensa que guía hacia el placer, el gozo, la contemplación, la atención. Lo que es bello, es bello no por lo externo sino por el juego cognitivo interno que se aviva dentro de cada persona, ser bello es ser original, auténtico, natural, genuino en nuestras actitudes personales y laborales.
- La valentía como competencia en el docente es tener el corazón grande para tolerar los sinsabores y los reveses que se presentan al trabajar con y entre personas. Nada es como se piensa y pocas veces sucede tal cual lo que se planea, con esa premisa se requiere coraje de empezar cada día con un pensamiento didáctico renovado, es usar la creatividad con el tesón de realizar, de hacer y proponer de manera constante modificaciones y adaptaciones en nuestra tarea educativa.
Las tres competencias forman la columna vertebral de la Inteligencia Lúdica, pues se necesitan actividades, estrategias y técnicas que rescaten en el alumno su proceso de aprendizaje desde la novedad, la curiosidad y el deseo de aprender a aprender, aprender aprendiendo, pero para ello el maestro ha de comprometerse en la búsqueda del amor, la belleza y la valentía; no se puede transmitir lo que no se ha edificado internamente.
No me refiero a que estas competencias sean permanentes, por el contrario; son capacidades que tienen que interactuarse de manera integral en las esferas personal, social, laboral.
Nadie nace sabiendo, y no hay nadie que no pueda aprender. Aprendemos a ser docentes, cuanto más nos interesamos en ser diferentes porque en este mundo globalizado, cambiante y neo-liberal el que no arriesga no gana y en el enseñar tanto el alumno como el docente deben estar en un sentido de ganar- ganar.