Despertar en ti, después del letargo de mi sentir,
fue una experiencia llena y plena,
me supe sensual, sexual, me hiciste temblar.
Gocé y vibré, me renové.
Fui ceniza y luego con tu entrega hacia mí,
con tu deseo febril, con esas horas intensas
con tu hambre y sed de mi ser mujer,
de mi sexo que ardía y el tuyo hervía,
fui el ave fénix.
Volé entre tus brazos, y abrazos,
entre tus besos y tus palabras,
tus caricias sobre mí con arrojo y cuidado
con intensidad y arrebato,
y a la vez con tan buen trato.
Delicias del cuerpo, sabores para el alma
recuerdo para el corazón,
y paz para la mente.
Soy nuevamente yo, una mujer completamente hembra
y tú eres un hombre, un macho, un cabrón y a la vez un caballero.
Me siento afortunada de haber pasado por esta experiencia
y por todas las que me das y me diste,
por el sexo con vigor, con deseo, porque sé que te gusto
porque sabes y sabes bien que tú también me gustas
y esto es así, sin contrato, sin firma
solo es estar y ser, y aún así me llenas de detalles románticos
y hablas y hablas y hablas, y sé que aparte de estar entre mis piernas
gozas mi compañía, mi yo completo, y yo disfruto oír tus planes.
Te admiro por todos tus logros, porque eres joven y exitoso
porque sabes triunfar y sacar adelante los proyectos,
porque eres un alma viajera, un hombre de proyectos
un hombre que sabe imponer respeto.
Ha sido todo ello la suma de sentir que puedo atraer a alguien como tú
lo que me tiene escribiendo, porque ha sido maravilloso
pasar la noche entera sin dormir, amando una y otra vez,
sin tregua, sin pedir calma, sin pedir paz,
haciendo el amor con hambre de guerra,
teniendo sexo y placer hasta ahogar alaridos, y gemidos en nuestros oídos.
Mi cuerpo está feliz, mi cuerpo se siente vivo
y yo hoy sonrío, hoy me siento infinitamente agradecida.
Gracias por demostrarme lo bella que es la vida entre sábanas,
y entre halagos y detalles, que hacen que me sienta la más puta y a la vez la más dama.
¡Vivo y respiro y comienzo de nuevo!
Atentamente.
Patricia Adriana.