Charlie y la historia de la Señorita Sabines. Skarulupedagoga

 Ayer fue una noticia que me hizo estremecer,

un dolorcito se me clavó en el corazón

porque un gran profesor murió,

un hombre apasionado por la enseñanza,

siempre tratando de ser y hacerse notar

como un maestro, como un guía, como un académico

y un intelectual viajero, un hombre de fe y de paz

como él mismo se hacia denominar.

Ayer se fue de vuelta al padre Dios, y no sé

cómo ni porqué, le he leído su blog,

y su Facebook, tenía tantos planes

siempre creando experiencias y recuerdos.

Dios le dio la gracia de ser brillante,

de hablar idiomas, de ganar becas, de viajar

y ser Doctor muy joven, escribió sus libros

hizo poemas, hizo ensayos,

fue director, maestro, estudiante eterno.

Pero, de tanto hay algo que no hizo y fue 

vivirse en amor de pareja, siempre solo

y eso le pesaba pero no sabía hacer vínculos

no de amor de pareja, por tanto, paso y trascendió en sus alumnos

pero no vivió la dicha de ser padre, y lo deseaba

la dicha de casarse, y lo deseaba

de tener una vida en pareja con todo lo que implica, y lo deseaba

Vio cielos hermosos, exploro rincones del planeta

y se llevo grandes recuerdos, pero solo.

En algún momento lo intentamos de alguna manera

y quizás por eso me duele, porque recuerdo

las llamadas, los mensajes, los inbox y todos esos correos

las cartas a mano, las palabras y ese breve idilio

que no supe corresponder, porque no pude hallarme

no quise enamorarme de un hombre que tenía miedo de perder

o más bien, era yo cómo dijo él, la que no quiso corresponder

y por años fui y estuve en su mente,

ayer antes de saber, juro por Dios que le pensé tan fuerte

y le sentí, pensé: "es una sensación rara, 

¿le escribiré?" y minutos después me hicieron saber

que él ya estaba muerto, que había trascendido

¿Se habrá venido a despedir de mí?

Juró nunca olvidarme, y sé que hasta el último instante lo hizo,

quiero creer que sí fue él, quién hizo correr el viento 

y atravesó mi mente de tantos recuerdos tiernos, intelectuales,

berrinchudos y bellos, yo le agradezco que hasta el último segundo

tuvo este gesto, porque de otra manera no me lo explico

no hay casualidades, hay causalidades

y esta despedida fue tan especial como él fue para conmigo.

Le lloré, le recé y ahora le guardo en un lugar de mí

que llevará sus buenos augurios,

sus designios y si tiene como la tuvo buena estrella

me ayudará desde donde este a ver hechos realidad mis sueños

los mismos sueños que él deseaba y anhelaba

y que el tiempo no le alcanzó a ver en su propia existencia.

Quizás en la mía se logren y desde dónde este me verá 

y casi le oigo decir, "ve señorita Sabines, usted lo iba a lograr

por mí, por usted, por los dos"

Escriba, escriba que le quiero leer y le quiero llamar Dra, Sabines, Dra, Hernández.

Dios le escuche profesor querido,

amante del saber y profesor de amor y vida también.

No paso sin ser y sin hacer, solo que el destino quiso

que su única vida fuera la intelectual y la académica, la familiar y no la de pareja,

ni la de familia propia, Dios lo quiso así y así debió ser.

Hasta el cielo, hasta la existencia eterna mi agradecimiento y mi memoria.

Prendo una vela, le guardo la oración de los 9 días desde ayer...

Atentamente:

Señorita Sabines... (Creo que es buen momento de hacerme llamar así, de nuevo otra vez).