Papito mío:
El café de tus ojos,
el sabor a pan dulce de tus labios,
me los bebo en la mañana,
los muerdo en mis deseos.
Y eres así el desayuno perfecto
el más delicioso,
el que más disfruto,
el que me merezco.
Y la mesa está prendida
entre los sabores a pan horneado,
a café tostado,
y toda yo, gozo sorbo a sorbo
bocado a bocado
el evocarte entre lo que con placer
me como y bebo
todos los días al amanecer
en un magnífico rato.
Nuestro rato, el desayuno
que de amante a amante
me brinda nutrición constante:
amarte y amarte como mi querido,
mi adorado amante,
mi chico guapo.
Atentamente:
Tu Adri.
Patricia Adriana Hernández