Me siento abatida en la melancolía,
no me siento yo, me siento encapsulada en una nostalgia
porque la realidad es terriblemente cruda
es cruel y canija, yo debería ser más objetiva
para no sentir tanto, para no vivir en un mundo de encantos,
pero, aún creo en hadas, en duendes, aún me gustan los cuentos infantiles más que las novelas,
aún rezo cada noche, aún hago rituales religiosos,
aún canto frente al hombre que amo, y en la ducha, y en la oficina,
aún prefiero la citas que me lleven a conocer museos, pueblos, "el centro", las cafeterías, los supermercados, los mercados,
aún prefiero la comida en casa que en cualquier restaurante,
aún creo que leer es fabuloso, y escribir me da paz,
aun prefiero el desayuno a cualquier otro momento de comida,
aun prefiero los vestidos a los pantalones, el cabello largo al corto,
aún prefiero y amo los días nublados, entre más gris el cielo, más feliz me siento,
aún prefiero la lluvia al sol, y si me dan a escoger prefiero la noche al día, el amanecer al atardecer,
aún pienso que nuestra luna de miel, será viendo las auroras boreales, juntos y abrazados, mirando como se hace ese maravilloso espectáculo,
aún tengo en mi lista el nombre para nuestra hija, y me complico la vida de pensar en un nombre para varón, que no acabe siendo el de mi amor,
aún prefiero los labios en rosa en lugar de rojo, los collares en vez de pulseras,
aun busco pasto en las banquetas, y sonrió cuando veo abejas y mariposas,
aún pienso que será muy bello tener dos cerditos, un jardín con muchas flores, una cocina bonita y una tele grandota para que veamos a Franco y Star Wars, no olvido que compartirán el baño,
y me encanta pensar que cuido a Pachamama, y me gusta aprender
arte , literatura, música, historia, física, química, antropología, astronomía
y he pensando en regalarme unos binoculares para llevarlos con mi guapo
y que juntos veamos las estrellas y regalarle una, la que brille más
la que se vea más tierna y decirle que lo amo mucho,
que lo extraño y estar sin verlo por más de un año
ha sido de los dolores más profundos de mi vida,
Aún pienso que podemos dar y vivir tanto,
aún siento que te amo con todo el corazón,
aún creo en todas mis palabras enamoradas.
Pensar y respirar a la vez, duele mucho,
duele eso , eso que se llama nostalgia.
Atentamente:
Patricia Adriana Hernández