Antes de dormir tengo la urgencia de escribir, de que mi reflexión quede por escrito para considerarla y hacerme consciente de mis yerros, siendo así comienzo la carta que no sé si se la daré a mi chico guapo o la dejaré solo en este espacio.
Lo cierto ahora es que escribiré, lo que pienso y siento:
Papito mío, hace unas horas conversamos
y en medio de esa plática, entre una cosa y otra
yo te dije "tú no eres romántico",
y me atreví a pedirte que "seas más romántico"
y te pedí "dime cosas bonitas".
Justo cuando me acababas de decir palabras honestas y bellas
que guardas en el corazón tuyo hacia mí,
la manera cálida y serena en que me agradeces
por muchas cuestiones variadas,
en fin, Papito cuando me dijiste
es que entendemos el concepto de romántico diferente,
dijiste "yo siento y creo que te gustó, hace un momento
te dije cosas bonitas".
Y ahí justo ahí me cayó el veinte.
Me di cuenta de golpe que fui egoísta e inmadura,
tonta y narcisa y di falsedad en ese pedir
de que "seas más romántico"
Me disculpo de corazón por ello,
fue y es tonto creer que debemos
amar igual y que eres un adivino
o esa tontería de querer - sin darme cuenta-
una réplica de mí
y yo amo tanto tu autonomía,
bendigo tanto tu paz y entrega hacía mí.
Gracias por darme una de las mejores lecciones de mi vida.
Atentamente:
Patricia Adriana Hernández