Reacción infantil. Skarulupedagoga

Hay noches que puedo con todo, hay noches que todo me puede.

Y supongo que es normal, porque uno psicológicamente y emocionalmente

vive en dinamismo y movimiento, todo cambia y todo se mueve.

Sin embargo, hay acciones en ese movimiento que son de repetición,

son palabras y actitudes cíclicas que nos hacen andar en vueltas

hacer círculos viciosos e intransigentes, que muchas veces

merman la felicidad, paz y bienestar del tiempo presente.

Hoy he sido así, me doy cuenta y mi reacción es infantil

inmadura, torpe, ansiosa, dramática, pueril.

Y sí es verdad, cuando algo me pone triste, me enoja

me frustra, me perturba, o simplemente me incómoda,

yo guardo silencio y tengo unas ganas de irme de ahí,

de protegerme a través de no hablar, porque no sé qué decir

o mejor dicho no sé cómo decirlo.

Y después sí sé cómo y es cuando busco, escribo, hablo

me voy a los extremos y hago la nada, el todo,

el siempre, el nunca, y esos no sé que me salvan.

Lo que pude observar de esta noche es que soy más abierta,

y aunque no lo parezca hablo un poco más,

escucho y trato de manejar mejor mis emociones

trato de comprender y seguir estando, seguir amando.

Observé que busqué el espacio para estar mejor,

y no guardarme el malestar para el otro rato.

Sigo aprendiendo, a ser yo, y a que el otro sea otro.

A no sentirme agredida porque el otro

no guste de algunas formas que me hacen a mí 

ser quién soy, ser así.

Atentamente:

Patricia Adriana Hernández