Este poema es muy bello, es una expresión armónica y metafórica de lo que somos las mujeres.
Definir el de qué estamos hechas, no es tarea sencilla y la autora lo escribe magistralmente, para mí como mujer me parece una manera sutil y melódica de decir, que somos el amor, la carne, el deseo. Somos el hambre y el pan, somos la sed y el agua. Somos la construcción que se va edificando en cada destrucción.
Definitivamente he gozado mucho este poema y lo comparto con gusto.
Paz y bien para todos los que leyeron esto queriendo o sin querer.
Las chicas
estamos hechas de leche,
de porcelana fría,
de chicle de fresa y pan tierno.
También de alguna suerte de veneno
que paraliza las vísceras y provoca un llanto amargo,
desesperado y tonto
(casi infantil).
Mientras entonamos cánticos de muerte y antiguas letanías
acariciamos nuestra piel de leche y fresa,
nuestros pezones de pan tierno,
nuestro pubis de porcelana...
y tejemos pacientemente una red invisible.
Una trampa dulce y pegajosa
con el flujo meloso que brota, en silencio,
de nuestro bajo vientre.
Autora: Ana Elena Pena