Despedida: ¡Qué Dios lo bendiga siempre! Skarulupedagoga

 ¿Se puede dejar a alguien que amas mucho?

Pero, sabes que ahí no hay futuro, no hay planes, no hay compromiso.

Porque ese otro no es capaz, no está en la misma sintonía 

y eso no está mal, uno debe ser como es.

Pero, por eso mismo uno debe ver qué y cómo se hace feliz a sí mismo.

Me duele tanto el corazón,

me pesa tanto la razón, los malos argumentos,

las decisiones apresuradas, las palabras atropelladas por la emoción

de tristeza, de melancolía y me siento rota.

No quiero que por estar tratando de alargar esta relación,

lleguemos a ser unas malas personas uno con el otro.

Yo me siento muy cansada y a leguas se ve que él también.

Ayer me faltó al respeto, nunca lo había hecho.

Y fue porque mencioné el compromiso de una posible boda.

Algo que deseaba le generará ilusión, alegría, esperanza de vida y de amor,

le resultó todo lo contrario.

Ya tengo 38 años, y más de un año de no vernos.

Ya no tengo paciencia de esperar,

porque ni siquiera sé que esperaría, nada es claro, porque nada se habla 

y mientras no se hable todo fluye, pero si cuestiono, si pregunto

siempre ha habido problemas, siempre acabamos mal.

Y así cosas que se suman, estoy segura que él también tiene malos recuerdos de mí.

No sé si deberíamos intentarlo otra vez, porque él no quiere hablar conmigo

y me aplica castigos como medidas correctivas, y esas formas me lastiman

me parece cruel que quite el internet y que ignore mis mensajes,

ya no me tiene paciencia, no tiene porque tenerla porque en el fondo mis maneras le molestan.

Yo misma sé que ya no, que aunque siento que me falta el aire, y tiemblo

de tanto frío porque lo echo en falta, sé que debemos terminar esta relación.

Para que cada quién pueda buscar su felicidad de acuerdo a sus intereses, 

siendo uno mismo, siempre he querido que sea feliz, ser feliz yo.

Y amaba la idea que su felicidad fuera yo, que sintiera tanto amor como yo,

pero su amor siempre ha estado como retenido, como resguardado, 

nunca he sentido que apasione por mí, que amé de esa manera que uno piensa,

sí como en esas novelas de amor que leo, esas donde él busca a ella para tenerla

de mil maneras y él se entrega sin pensar, sin reservas.

Definitivamente este no es el caso, nunca lo ha sido, no lo será.

Hoy esta noche que marca el cierre del otoño  y el principio del invierno,

casualmente se produce el más triste de mis rompimientos de pareja.

Porque me voy de amor llena, con el corazón aún latiendo su nombre,

con todos los sueños que tenía sobre un nosotros,

con la esperanza vacía, con este llanto que no me deja de brotar.

¡Qué Dios lo bendiga siempre! Y de corazón que sea muy feliz.

Atentamente:

Patricia Adriana Hernández.