Hay que mirar al otro, a aquel que está ahí. Hay tanta gente que intenta ser o pasar desapercibida. Por tantas múltiples historias, que uno es simplemente cómplice de ese aspecto velado de su yo.
Sin embargo, como docente he experimentado el poderles mirar, hacerles notar e intentado que se asomen a sí y a los demás, que me permitan apreciar sus talentos, sus opiniones.
Han dido afortunadamente gratas y bellas experiencias en mi labor profesional, ser Pedagoga me ha dado bendiciones maravillosas como ser acompañante, continente y no solo transmitir conocimientos, temas, programas académicos.
Quizá por ello, el texto que les comparto me gustó y tocó tanto, porque habla de experiencias que he sentido y vivido.
Disfruten cada palabra.
Bendiciones y luz en su corazón.
Todos los derechos de la imagen le corresponden a Thais Damiao.
Imagen tomada de Pinterest que lleva al link:
https://thaisdamiao.cgsociety.org/uouf/little-girl
A los que se sientan en la última fila para no ser observados.
A quien cuando le haces una sonrisa en el ascensor baja la mirada y se sonroja.
A quien le queda ayuno a los buffets.
A los que no les dicen nada cuando alguien corta la cola y pasa adelante.
A los que se disculpan incluso cuando no deberían.
A quien es educado incluso a costa de parecer tonto.
A quien tiene una inteligencia inteligente y sabe reconocer cuando es hora de no llegar primero.
A todos los que en la vida se perdieron una ocasión importante, porque un matón se la llevó.
A quien tenga la respuesta correcta y no levanta la mano.
A aquellos que todavía creen en la lealtad, a costa de ser derrotados.
Y nada.
Yo los veo.