Tengo arrugas. Marinella Canu

El paso del tiempo es inevitable, y hay señales en nuestra piel que dejan ver que estamos creciendo, evolucionando, madurando. No creo en el termino envejecer, creo en el termino evolucionar, ser cambiante es lo constante, lo inmutable y eso ha si ha sido, así es y así será.

Hay que aprender a mirarnos en los espejos con ojos de niño, que todo lo ven nuevo y les asombra, así nuestra cara, nuestro cuerpo y cabello, hay que degustarnos por lo que estamos mudando, por lo que estamos modificando.

Es una experiencia que puede ser bella, si nos damos la oportunidad. Yo ahora valoro mucho mis treinta y tantos, me gusta la forma en que la ropa se acomoda en mi cuerpo, me miro más sobria, con una sensualidad discreta pero visible, me enamoro de mi imagen porque me siento mujer y ya no una jovencita. Una mujer que desea que el cambio corporal sea el reflejo del cambio interno, ahora tengo otros pensamientos, sentimientos y prioridades.

Ahora gozo de mí, lo íntimo, lo externo.

El siguiente poema que les comparto, lo leí en una página de Facebook que se llama Passione Oscura, tiene textos bellos.

Seamos todas bellas, todos bellos.

Dios nos bendice. Buenas noches desde aquí hasta donde tú me lees.

Todos los derechos de la imagen le pertenecen al creador de la misma.
Imagen tomada de Pinterest que lleva al link:
https://www.instagram.com/p/BojdNVAD0SY/?igshid=167c7w6ivfre6


Tengo arrugas

Me miré en el espejo y descubrí que tenía muchas arrugas alrededor de los ojos, la boca y la frente.

Tengo arrugas porque tenía amigos, y nos reímos, nos reímos mucho, hasta las lágrimas.

Y conocía el amor, lo que me hizo entrecerrar los ojos de alegría.

Tengo arrugas porque he tenido hijos, y he estado preocupado por ellos desde la concepción, y he sonreído ante cada nuevo descubrimiento y pasé noches acunándolos.

Y luego lloré.

Lloré por las personas que amaba y que se fueron, por un corto tiempo o para siempre o sin saber por qué.

Observé, pasé horas sin dormir para proyectos que salieron bien, salieron mal, nunca se fueron, por la fiebre de los niños, para leer un libro o hacer el amor.

Vi hermosos y nuevos lugares que me abrieron la boca con asombro, y vi los viejos, viejos lugares que me hicieron mover.

Dentro de cada surco en mi cara, en mi cuerpo, se esconde mi historia, las emociones que experimenté, mi belleza más íntima y si borro esto, me borraría.

Cada arruga es una anécdota de mi vida, un latido de mi corazón, es el álbum de fotos de mis recuerdos más importantes.

Autoría: Marinella Canu.