Hoy me siento triste, las cosas con mi chico guapo no están bien. Hicimos acciones que no fueron prudentes ni sensatas, fuimos impulsivos y egoístas.
Yo reconocí mi error, pedí disculpas y lamente la situación. Pero no bastó, no fue suficiente. él prefirió su orgullo a nuestra relación, prefirió dejarme así triste y sola.
Me sorprendí porque yo no esperaba que fuera tan duro e insensible, tan frío conmigo.
Pensé que pidiendo disculpas se podían hallar soluciones, que mi amor bastaba para poner en orden la balanza pero no alancé, no fui suficiente, no llené y me siento tan triste.
Observé que su orgullo y enojo son más grandes que lo que pensé que teníamos, me imaginé que ambos podíamos ceder y en lugar de ello, él me recriminó completamente a mí, no es así. Fue un asunto de dos.
Me rehúso a aceptar al cien por ciento de culpa en un problema de pareja, que fue por una tontería, un absurdo, una reverenda estupidez.
Ni siquiera considero que la palabra culpa aplique, porque no quiero tirar piedras ni escupir al cielo, quiero simplemente comprender ¿Qué pasó?, ¿En qué momento un enojo pudo salirse de control?
Ahora me he puesto a meditar sobre ello, pienso que seguramente hemos ido acumulando disgustos o sinsabores y al final rebasaron el amor y el buen entendimiento, pienso que yo no quiero alguien tan duro a mi lado, no podría con ese dolor de manera constante. Definitivamente no soy una mujer fácil, vaya acepto que esta relación tampoco es fácil.
¿Qué caso tiene estar tan lejos y aparte estar mal? No, absolutamente no es lo ideal, ni lo sano, ni lo bonito, ni lo constructivo.
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Todos los derechos de la imagen le corresponden al creador de la misma. Imagen tomada de Pinterest que lleva al link: https://psicoadvisor.com/la-lettera-che-la-tua-autostima-scriverebbe-a-chi-ti-ha-ferito-18615.html |
Me siento desesperanzada, con las ilusiones rotas y volando bajito, sin ánimo.
No sé si estoy lista para hablar de ello con mi chico guapo, siento que no me va a comprender y eso me duele. Le he tenido siempre toda la confianza, es como escuchar mi propia voz conmigo misma.
Pero ahora, parece que hablamos otro idioma. Siento que él no comprenderá que me hirió, que me siento triste, que no esperaba que él fuera tan orgulloso, que me dejara sola, no creo merecer ese trato.
Y he estado pensando sí vale la pena continuar una historia que no sé a dónde va. Quizás esta sea la señal de que no estamos conectados como yo creía, que no me ama de la misma manera que yo a él.
Pienso, y pienso. me da tanto miedo perder el tiempo, ver pasar los años y no estar abonando a mi propia felicidad futura. Tengo sueño, ilusiones pero, ¿Los de pareja? Cierto es que nunca quiere hablar de ello, nunca quiere hacer planes, no hay ningún proyecto de pareja, ¿Qué produciremos?, ¿Qué haremos como pareja? Yo no puedo pasarme la vida esperando, eso no es justo para ninguno.
Ya estoy cerca de los 40 años, y me gustaría vivir en pareja, casarme, viajar los dos, conocer lugares, tomar millones de fotos, sonreír al verlo amanecer junto a mí, añoro un hijo, dos cerditos, los perritos, una casa con jardín, una cocina linda, un baño cerca. En fin, cosas de una mujer de mi edad, tradicional y chapada a la antigua.
Sin embargo, cuando he planteado la situación, el anhelo, todo queda en el aire, todo queda a medias y entiendo que no quieres hablar de eso, entiendo que no te interesa, o tal vez sí pero no sabe decírmelo.
He cedido por amor en muchas cosas, y no lo recrimino, no obstante esperaba que él cediera un poco, que le bastara mi disculpa, que fuera más cálido, más empático, más cariñoso, esperaba que escogiera lo nuestro, y no se escogiera él y su enojo, él y su orgullo.
Pero, eso es un indicio que no puedo dejar pasar y me siento tan triste, le he amado tanto, de tantas maneras, he procurado darle más buenos momentos y al final ni uno solo de ellos basto, no le alcanzó mi amor.
Lo que me duele es que me sentí despreciada y humillada, le rogué literalmente y eso estuvo muy mal. Cierto, él no tenía porque aceptar, ni porque contentarse o intentar arreglar nada, no tenía ninguna obligación, ni había un porque, por lo menos no para él.
Yo sí tenía muchos porqués y para qués.
Pero de eso haré un poema o dos, o tres.
Así la historia de va acabando y yo estoy escribiendo palabras de despedida.
Autoría: Patricia Adriana Hernández