Estos días en casa de mi mamá, me han sentado de maravilla, me he nutrido física, emocional y espiritualmente. Mi mamá me ha dado amor, cobijo, contención, me ha llenado de mimos, me ha consentido con muchos detalles lindos, esas cositas bonitas que hacen las madres que aman ser madres con sus hijos.
Ella está siempre dispuesta, puesta y atenta, he tratado de corresponderle con amor, con cariño y apapacho. Pienso y siento que a hemos pasado de lo lindo.
Bendigo estas vacaciones, y también espero volver pronto, si bien es cierto, no me hallaría de volver a estar en casa de mami todo el tiempo, sé que unos días de compañía mutua unas veces al año nos vienen de maravilla a ambas.
Me gusta que estamos unidas, que aunque yo viva distante, nos llamamos, nos vemos por vídeo llamadas, nos contamos las novedades, los chismes, y tenemos una cercanía cálida.
Yo amo profunda y verdaderamente a mi madre, bendigo su vida, su existencia y le agradezco la vida que me ha dado e todo sentido.
Soy orgullosamente su hija.
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Mami, bendita tu fuerza
que me inyecta valor
cuando me atrapan las dudas
y la mente me revolotea
con ideas absurdas
que tú enderezas.
Mami, bendita tu dulzura
que me abraza el corazón
cuando me siento desanimada
y me motivas al buen ánimo
agradeciendo la vida
y haciendo hincapié
en que la tristeza solo dura un rato
y la alegría es mejor
y el buen humor nos sale barato.
Mami, bendito tu amor
que me construye los cimientos
con que enfrento las experiencias
que se dan en mi existencia.
Mami, benditas tus manos
que me acarician, me cocinan
me escriben, me dibujan,
benditas tus historias sobre la familia
tus recuerdos, tus anécdotas
que me hacen valorar nuestras raíces
y amar nuestro origen.
Mami, bendita seas tú
siempre y por siempre.
Te amo con todo el corazón.
Autora: Patricia Adriana Hernández