Ya en mi espacio de comida, dejando un poco el trabajo para conversar en este blog, que me llena y hace feliz un montón.
Les comparto este texto bellísimo, espero que lo disfruten y lo recreen amando a su amor, a sus amores.
Dios nos llene de luz la vida y el corazón nos sonría llenito de amor. Amor bonito, amor seguro, amor que se construya con respeto, confianza e integridad.
Lo escribo y no puedo evitar pensar, recordar y sentir a mi chico guapo. Lo amo y por él siento millones de galaxias juntas palpitando mi cocorito, me hace brillar con su luz, y juntos brillamos más y mejor.
Juntos somos amor, y lo digo porque así lo vivo, me siento comprendida en mi yo, puedo ser y hacer, porque responde a mí, como yo respondo a él.
Su voz me acompaña, su voz me guía, me encamina y me hace sentir una vida plena, sencilla, cálida y armoniosa. No es perfecta la relación, pero el vínculo es justo lo que yo necesito, nos estamos construyendo, y sé que el amor es una tarea diaria, y hoy en este instante, me identifico con el poema que a continuación les presento porque me siento enamorada hasta el tuétano, y eso es lindo, eso es super lindo.
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Todos los derechos de la imagen le corresponden al creador de la misma. Imagen tomada de Pinterest que lleva al link: https://www.etsy.com/es/listing/103381448/tree-of-life-love-silk-mandala |
El amor reúne dos fragilidades que se confiesan y de la mutua fragilidad brota la fuerza.
El amor hace más amable las dudas esenciales como la muerte, el destino, el tiempo, el sueño y la pesadilla.
El amor al fin y al cabo abre una brecha en el tiempo, lo perfora, lo detiene, crea una pausa necesaria.
El amor da la posibilidad de ausentarse de la urgencia y de la prisa de la tierra.
No resuelve la soledad originaria con la que venimos y nos despedimos al mundo, pero es su aliado incondicional.
El amor no es una toma de posición, es sobre todo una forma de exposición.
El amor es el instante en el que este mundo tiránico de la supuesta normalidad y la compostura, parece y, de verdad, mucho más hondo, más bello y menos banal que de costumbre.
El amor es una gratuidad que se ofrece y se ofrenda.
Es la libertad cuando elige comprometerse y vincularse.
El amor no se protege, acoge. No demanda ni se lamenta. Se cuida y se alimenta.
El amor atiende. Es capaz de hablar sin tocarse, es la intimidad interminable.
El amor está en las cosas simples y de tan simple que es, es imposible de entender.
El amor no se pierde, abunda, se ofrece. No guarda, protege, acompaña. No anuda, auna, no ata, es abierto.
El amor es puro cuando no reclama, cuando no se queja.
El amor no encadena, ayuda a hacer las maletas y ve avanzar al otro que nos deja por amor.
No ver lo que amamos es terrible. Los ojos que hemos elegido, los labios, el brillo de un rostro.
El amor es la benevolencia incansablemente mantenida.
El amor nos ama y nosotros le respondemos estando.
El amor nos pasa al otro lado del olvido y nos saca del abismo. El amor mira hacia delante, camina, nos extiende.
Y si, a veces necesitamos de otro cuerpo para que nos reencuentre con nosotros mismos, para que nos rescate del infierno de la división.
Ahí, el amor es un intercambio íntimo, es cercanía, cuida, acaricia.
El dos se convierte en uno por amor y alcanza en dos cuerpos desnudos y entregados su última dimensión.
El amor es la vuelta a casa.
Autor: Iván Rohe